Yasi, la luna,
miraba con curiosidad y deseo la tierra. Tupa, el Dios habia recubierto a la
tierra con ponderosos bosques lo cual a la luna le obstaculizaba la vista.
Es así que Yasí llamó a Arai, la
nube rosada del crepúsculo, y la invito a bajar con ella a
la tierra. Arai, la dulce compañera de la diosa, se quedó asombrada
del extraño deseo de Yasí. -Todos sabrán lo que hemos hecho; al llegar la
noche notarán tu ausencia. decía asombrada Arai.
- Sólo las nubes, tus hermanas, lo sabrán. Las
llamaré, les pediré que vengan veloces y apretadas. Cubrirán todo el
cielo y nadie sabrá nuestra aventura. Prosiguió Yasí .
Bajaron al atardecer siguiente mientras
se convertían en hermosas doncellas.
Yasí sintió bajo sus pies desnudos la húmeda suavidad de la tierra y vió
su hermoso rostro
lunar reflejado en las aguas profundas de los ríos.
De pronto, sus aguzados oídos sintieron el leve chasquido de una ramita
al quebrarse. Yasí
volvió su rostro radiante hacia aquel lugar, y su luz iluminó a un
tigre, un yaguareté que
se abalanzó sobre ellas a la vez que quedaba deslumbrado por la
repentina luminosidad. Las
dos doncellas no tuvieron tiempo de perder su forma corpórea, pero si de
hacerse rápidamen
te hacia un lado, mientras el tigre fallaba en su ataque.
Después vieron como un hombre de edad avanzada,pero con experiencia de
cazador
venía en su auxilio y luchaba con el
yaguareté. El yaguareté caía muerto por el cuchillo
del cazador.
El viejo indio con la respiración aún
jadeante,busco a las dos muchachas pero estas por el temor
ya habían desaparecido, enfurecido se echo a dormir y en su sueño la
Diosa Yasí le indicaba que en el cuerpo del yaguareté crecería una
planta, llamada yerba mate, que acompañaría a las personas en
sus vínculos familiares y amistosos, y mismo cunado no tuviesen con
quien estar y la soledad los aceche este planta los acompañaría.
Es
asi que al despertar corrio al ver el cuerpo y yacia una pequeña planta, que
hasta el dia de hoy nos acompaña con el delicioso mate.
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